Algunas razones para que Milito sea el 9 titular de la selección 15 septiembre 2009

"Diego: Milito es argentino"

Más allá de los mil y un problemas analizables de la selección argentina, me gustaría hacer foco en un tema importante y por demás sensible: el centrodelantero, «el 9». Es obvio decir que desde CA2011 apoyamos la presencia del 9 clásico (goleador nato, buena contextura física, altura, cabezazo y definición; medio tronco (?), un «pescador» que está donde tiene que estar). Así las cosas, mi conclusión es que es Diego Alberto Milito, delantero del Inter, quien debería vestir esta camiseta, y paso a enumerar mis argumentos.

1. Es uno de los pocos jugadores argentinos de peso real en el fútbol europeo. Digamos que peso real tiene un jugador titular de un equipo de primer nivel (llámese Manchester, Liverpool, Barça, Real, Milan, etc), o un titular indiscutido que la rompa en un equipo de segundo nivel (Valencia, Aleti, Roma, Lazio, Arsenal, etc). Aclaro que esto es algo muy subjetivo, pero cualquiera sabe que no es lo mismo jugar en el Inter que en la segunda división de la liga de Ghana…
2. Es titular en el tetracampeón (al hilo) de la Liga Italiana, a mi gusto una de las tres ligas mas competitivas del mundo.
3. Tiene un promedio de gol envidiable. Entre la temporada 2008-2009 con el Genoa y esta última con el Inter, hizo 28 goles en 35 partidos jugados entre liga local y torneos internacionales, con un promedio de gol de 0.80 goles por partido. En la última temporada con el Genoa además terminó segundo en la tabla de goleadores, por detrás de Zlatan. Como ejemplo, Luis Fabiano, punta brasileño, tiene 19 goles en 38 PJ con un promedio de 0.5 goles por partido. Wayne Rooney, del Manchester Utd, 23 goles en 53 partidos, con un promedio de 0.43 y Miroslav Klose, delantero alemán, 19 goles en 40 partidos, 0.48 goles por partido.
4. Es comparativamente el delantero argentino más efectivo del momento. Por caso tenemos, por ejemplo, a Lionel Messi con 42 goles en 54 partidos (0.78 goles por partido), Gonzalo Higuaín con 23 goles en 44 partidos (0.52 goles por partido), Lisandro López con 23 goles en 45 partidos (0.51 goles por partido), Martín Palermo con 13 goles en 28 partidos (0.46 goles por partido), Fernando Cavenaghi con 13 goles en 36 partidos (0.36 goles por partido), Carlos Tévez con 14 goles en 41 partidos (0.34 goles por partido),  Ezequiel Lavezzi con 7 goles en 34 partidos (0.21 goles por partido) y Hernán Crespo con 3 goles en 18 partidos (0.17 goles por partido). En la estadística se incluyen los partidos jugados y goles convertidos en esta temporada junto con la anterior. Como se ve, tanto Milito como Messi le sacan una ventaja considerable al resto, y estan peleando cabeza a cabeza el primer puesto, con la diferencia que Messi tiene 19 partidos más. (ya que la mayor parte de los partidos jugados por Milito fue en Genoa, un equipo que no juega torneos internacionales…)
5. La baja eficacia de los delanteros de la selección. Es notoria la merma en el rendimiento de nuestros atacantes con la albiceleste: Messi cosecha tan solo 4 goles en 17 partidos por eliminatorias (0.24 por partido). Tevez tiene 1 gol en 12 partidos (0.083 por partido). Aguero suma 4 goles en 11 PJ (0.36 por partido). Diego Milito tiene 7 partidos jugados, pero solo 2 como titular, y no acumula goles. De esta no se salva, pero hay que advertir que tampoco tiene mucha competencia que digamos.
6. Tiene características de juego que lo hacen distinto a la mayoría de los delanteros argentinos mas convocados (los llamados «chiquitos»). Por características propias podría compararse con Crespo, Palermo, Licha López o Cavenaghi, pero están algo debajo de su nivel en este momento.
7. Y lo más importante creo yo, que esta en racha, lo cual es fundamental en un delantero.

Estos son mis argumentos. Seguramente el lector tendrá los suyos, igualmente válidos. Lo que quise mostrar es que uno puede hacer un análisis algo más frio, dejando de lado los gustos personales, el cual permita advertir que el hecho de que existan algunos jugadores «intocables», en la selección o en cualquier equipo, a veces no se condice con la realidad del jugador en un momento en particular; de modo inverso, como si fuera la otra cara de la misma moneda, en ocasiones el buen rendimiento de un jugador no es garantía para la retribución que significa una convocatoria a un combinado nacional o para estar en consideración del público-consumidor futbolero.